Las heridas que tengo ahora son tan profundas que a veces solo se me ocurre rellenarlas para ver si deja de escocer. Pero sé de sobra que esa no es la solución.
Ni el nailon de pesca, ni las tiritas de animalitos que tengo en el botiquín.
Tampoco me sirve la mercromina ni las gasas estériles.
A veces me desespero, porque duele y no hay paracetamol que me calme, pero soplando y soplando parece que escuece menos.
Me asusta el quedarme sin aire de tanto soplar, pero parece que eso es lo que me hace sentirme mejor. Qué fácil sería dejar que te laman las heridas otra persona y que actúe como anti inflamatorio para dormir mejor por las noches.
Ojalá no fuesen heridas tan profundas, ojalá no se me llenasen de tierra cada vez que me caigo.
Ojalá de los ojalases, ojalá.
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bocanada de aire!