Quédate a Domir

y no te miento si te digo que estoy acojonada, que me hierve la sangre de pensarlo y que no me apetece tener una etiqueta colgada en la frente que diga tu nombre. no quiero amores de invernadero ni falacias que suenen bien. no quiero que me lleves el desayuno a la cama, que me quieras también los fines de semana y que me des besos después de beberte el aroma de mi cuerpo. que no me apetece saber todos los días de ti, que me murmures canciones de amor, que me busques las cosquillas y que me toques tu guitarra de cuatro cuerdas después de comer(te). no soportaría que quieras bailar conmigo, que me invites a cafés y que me busques y desbusques en lugares lejanos accesibles unicamente con teletransportación. pero también he de admitir que en el fondo de mis entrañas me muero de ganas porque me digas que te mueres por mis huesos, que me quieras una y otra vez, y que me des esos besos que tanto odio en la nariz.



Tengo que ir al médico.