Ha vuelto la guerra fría. Y tú asumes que has perdido. Pero ¿que es para ti perder? Dime. Dime que es lo que pretendes ganar entonces, cuando ya lo has hecho todo, cuando has sudado sangre y cuando las lágrimas secas ya son tu único analgésico. No es justo que te limites a compadecerte, a dar puñetazos al aire que justifiquen todo el amor que diste, los besos de las idas y las venidas que tanto extrañas, las rosas en la bandeja del desayuno.. los buenos días princesa. Pero esto es lo que pasa, pero no pasa nada por confundir una estrella con una simple luz de neón que deja ciego. Te has quedado desnudo. Todo lo que tienes es nada, lo regalaste, lo derrochaste, y ahora te queda todo lo que diste, lo que besaste y lo que sudaste. Guárdalo bien, como una estampita de la virgen entre las hojas de un libro.
Y sin embargo repetirías, porque de sobra sabes que darías media vida porque sea ella quien te arrope. La que te enseñó a dar besos que calan hasta los huesos, la que te hacía subirte por los tejados a maullarle a las musarañas.
La resignación queda cerca, se puede llegar volando dignamente. Pero te hace falta un chupito de valor, que te ayude a cerrar las heridas sangrantes que ya intentaste curar con negocios del revolcón saciante de tu necesidad de calor carnal. Coge aire, porque el final no empieza hoy. Sálvese quien pueda.
(no hay chaleco salvavidas)
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bocanada de aire!