La puta al río

No es cuestión de valentía de lo que se habla y menos de franqueza. En este mundo no queda nadie que te diga, ey… dos más dos son cuatro, confía en mi y en mi palabra. Tenemos una edad. Y no nos cansamos de desilusionarnos. Pero como dicen, a cada uno le llega su esclavitud tarde o temprano. Espero que la tuya no demore. No por nada…no te deseo nada malo, solamente noventa y nueve años de soledad (porque no hay mal que dure cien años). Espero que te guste.