¿Qué saben las tripas de puños cerrados?
Saben que las riegan los amargos tragos.
Saben todo y más de tenerse en pie de la soledad.
Saben porqué está siempre duro el pan.
Saben que las riegan los amargos tragos.
Saben todo y más de tenerse en pie de la soledad.
Saben porqué está siempre duro el pan.
De
que sirven los buenos tiempos cuando de repente sucede la hecatombe de que
queden asfixiados en una trinchera mal cavada. Que sabrá la tierra sucia de los
buenos momentos, que sabrá ella del cariño, de la alegría de las carcajadas
mudas, que sabrá ella de nosotros…
¿Sabes
lo peor de todo? que la tierra se quedará con todo lo que tenemos, enterrándonos
en un hoyo profundo adornado con flores esporádicas y una lápida que mencione
quienes fuimos, y cuanto duramos sin disfrutar lo que la vida nos pone en
bandeja de plata.
Porque si, para lo que es la vida, nos preocupamos más en lo malo que nos da sin
pararnos a pensar que por cada mierda mal cagada, tenemos cuatro cosas buenas que le
dan mil vueltas a los tiempos de tormenta.
Por qué empeñarnos en condenar a muerte las malas rachas o los malos tiempos, sin
valorar la felicidad de las tardes de verano.¿Cuando destaparemos la
verdadera sinfonía de las risas de la
transparencia?, ¿cuando sea tarde?.. pues lo siento, pero no creo que nos
compense.
Los
malos gestos son humanos, las culebras impulsivas que salen por la boca son gratuitas,
pero el precio que se paga por ambos no está al alcance de nuestras
posibilidades. ¿Que sabrá de todo esto el dinero? Ojalá tuviésemos una visa
oro que nos desahogue de pagar a plazos un traspié que tarda tanto en curar.
Ojalá tuviéramos asegurado a todo riesgo cualquier apego que creamos entre las
personas que en cierto momento de nuestra vida consideramos tan importante como
el lavarnos los dientes después de cada comida. Ojalá…ojalá de los ojalases. (Esto
variará según la importancia que le de cada uno al lavarse los dientes). Entonces, ¿que sería lo ideal? Ni sentir ni
padecer y que todo fuese maravilloso... sentir y padecer y sobrevivir a ello a pesar de los
pesares... o simplemente morir en el intento.
Juro
que yo soy de que con tal de sentir soy capaz de padecer, de morir en el intento
y de irte a buscar los limones más tiernos para hacer la tarta más rica que jamás
se haya hecho.
Pero
si, sobre decir que no podemos hacer siempre hincapié en algo que no tiene
pies, pero ninguno de los ''perdón'' es menos sincero que un te quiero bajo los efectos del alcohol.
Ojalá tu, compartiendo chocolate a mi vera. Llámame hipócrita. Te echo de menos.
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