23.1.20

Vómito mañanero.

Estoy un poco cansada de compadecerme. Y es que en realidad, aunque parezca que se me desgarra el corazón cuando leo poemas, escucho canciones o veo fotos, sé que es algo que pasa porque las decisiones están frescas. Y no pasa nada, sigo palpitando que es lo importante.

Hasta me hace gracia cuando me preguntan que como lo llevo y yo respondo: ¿qué de todo?. Se sorprenden de la capacidad de sacarle humor a las cosas (menos a una, que aún no le veo la gracia). No sé, supongo que algo bueno habré sacado de esa idiosincrasia que le define, todo se pega. Y permanece. Si no no serían reales las cosas. 

Y sé que todo va siguiendo el curso del tiempo cuando a veces mal y a veces bien, otras regular. Pero va. No sé. Me desespera esperar, pero eso no es nada nuevo. Han cambiado las cosas. Ni para bien, ni para mal. Simplemente diferentes. Y cuando acepto eso, parece que estoy más tranquila. Hay cosas peores que la ausencia, y es el no saber gestionarla. Y cuando gestiono veo en perspectiva y valoro. Cosas que antes no valoraba. Y eso me hace feliz. Por que nada se pierde, todo se transforma. Y eso es un lema de vida, al igual que ''La vida es más que eso''. Grabado a fuego, en el corazón.

Para lo demás que me queda dentro, tiempo.


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