''Quiero fumarme entre los cerezos
Quiero enamorarme de mis propios besos.
Yo me amo a morir.
Si no lo hago yo, ¿quién lo va a decir?''
*
Amor propio como práctica útil frente a los cambios.
La cosa se complica cuando es costumbre no darle la importancia que se merece.
Pero con mucha práctica aprendo que las cosas van mejor haciéndolo así. A mi forma. A mi ritmo, si. Y cuando me tomo como preferente entiendo todo lo demás. Y cuando llego al clímax, todo fluye. No hablo de imagen, ni del cuerpo. Hablo de la mente.
Si. Mi amor propio empieza en mi cabeza, baja al orgullo y se mete por el recreo de mi soledad. Con sus luces y sus sombras.
Y sale, explora y llega a su apogeo con un bañito en agua salá.
Y hablo de esto sin ser abanderada precisamente, pero he aprendido que el amor propio es la llave que abre todas las puertas. Y si la puerta no se abre, es que lo que hay detrás no me hace feliz.
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