Acabo de leer una cosa que me recordó que hace tiempo que no sentía tu ausencia. Fría y surrealista aún.
Aunque cada día soy más consciente de que ya no estás, a veces se me olvida.
Y tuve que identificarme en las historias vitales de los demás, para darme cuenta de que a veces me olvida un poco recordarte. Aunque eso es mentira. Siempre me acuerdo de ti.
También me acabo de dar cuenta de que hace tiempo que no te lloro. Pero es que hace tiempo que no se llorar. Como lloraba antes. Desconsolada. No como el día en el que decidiste parar. No, ese día no te lloré. Ni cuando te vi. Ahí, acostadita. Con cara de niña de 14 años (si por mí fuera, te habría pintado como una puerta, como el último fin de año que partimos juntas). Lloré, pero no te lloré. Lloré cuando te escribí. Para despedirme de ti con una puta carta sudada. Para decirte lo inútil que eres. Cabrona, eso no se hace. Cabrona. Ese día si lloré como un cabrona. Cabrona, esas palabras se quemaron contigo. No recuerdo ni lo que te dije. Solo que te quiero.
Me di cuenta hace poco que ya no mido la vida en años, si no en la vida antes y después de ti. Es una unidad de medida de mierda, pero ahora mismo es la que tengo. Sé que tú serías igual de gilipollas que yo a veces. Pero eso es algo que se nos da bien. Me gustaría que vieras mi casita. Si te enamoraste de mi piso en el sur, aquí tendrías tu habitación propia. Nos iríamos al charco. Ese charco que me descubriste tú. Ahora es mi charco. Los Chochos. Como nosotras todas. Chochos peludos al sol. Aunque no estés, seguimos siendo chochos. Aunque seríamos más chochos contigo. Siento ser tan egoísta. A veces no sé hacerlo de otra forma.
Hoy me puse triste. Triste mal. Hacía tiempo que no, pero hoy sí.
Tú cara de zorrita pícara sigue adornando las paredes de mi salón. Y tus frases célebres sigues estando en mi vocabulario. Sé, que si te contara mis andaduras de gatita arrabalera este último año, me dirías lo de "gózatelo que tú marido está preso". Cuando lo digo nadie lo entiende. Pero me da igual. Porque es tu legado.
Ahora estoy más tranquila. La nostalgia está bien de vez en cuando. Y pensarte a consciencia me gusta, aunque se me abra el pecho en canal. Aunque me tiemble la columna vertebral. Aunque me de miedo.
Cuando mastiqué un poco todo, hice una promesa. Algo que hacías tú, pero no era suficiente. Algo que hacías tú, pero veías que no merecía la pena. Algo que pudo contigo.
Vivir.
Aunque me de miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
bocanada de aire!