Es como cuando íbamos a comer a aquel bar, en el que el señor que te despachaba tras la barra, cogía el dinero de la caja con las mismas manos que te cortaba las porciones de pizza y te limpiaba la mesa. Y lo veías. Y aún así volvías a comer ahí, porque nunca habías probado unas napolitanas tan ricas.
Esto es igual. Se lo que hay, y vuelvo a mendigarte algunas palabras bonitas refritas por los días, cualquier noche al mes.
Si se que me ibas a dar tantas de cal y arena, compro bloques de hormigón y cemento y me construyo una casa en una colina alta para tirarme de ella en parapente.
Aún así, recalco el 'teechodemenos'
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bocanada de aire!