El sentido de las cosas

Llevo días viviendo desde la tristeza. Comunicándome desde la tristeza. Escribiendo desde la tristeza. Pintando desde la tristeza. Y lo que salía era mierda. Mierda bonita a veces, otras menos. Mi mierda. Mi triste mierda. Mi triste y bonita mierda. Y hoy sigo triste. Hoy en parte es un día triste, porque es día 11. De mayo. Y aunque es un día que ya no lleva ese nombre no deja de significar lo que es. O lo que fué, porque fué. Y ya no es. Pero sigue siendo. Y seguirá siéndolo. Porque quiero que sea así. Porque no se puede tachar un día del calendario. Ni borrar un día, que en su día, fué el día. No es tan triste, en realidad. Es una mierda bonita, en realidad. El significado de las cosas y el peso que ello conlleva. Para bien y para mal. Llevo días creyendo que estaba triste. Y si, triste estoy, pero es una tristeza diferente, rara. Hoy es día 11. De mayo. Y desde hace tiempo este día significa otras cosas. Es el día en el que el significado de las cosas cambia depende del sentido que le dé yo. Y esta sentencia se la dí el día que sentí necesario cambiarle el sentido al 11. De mayo. Gracias. Insignificante pero valioso arrebato mío, de esta cabecita de cabra como diría mi madre. Siempre fui un poco cabra. Y debo seguir siéndolo porque me sigue llamando así. De los arrebatos se aprende de una misma más de lo que se cree. Porque cuando tengo un arrebato no pienso. Actúo. En mi beneficio. Si. Llevo días pensando que quizás me estoy imponiendo una tristeza que no es real. Si, real es. Es y no es porque llevo días viviendola, hablándole, escribiéndola y pintándola. Y salía mierda. Mi triste y bonita mierda. Y no, quizás no era tristeza. Que también. Era otra cosa que me recordaba a la Gema del 11 de mayo de hace muchos años. Esa, que ya no.