8.7.21

A veces si

 



Me pone súper triste echar de menos.

Y últimamente echar de menos forma un poco parte de la rutina habitual.

Echar de menos duele,

pesa,

rompe.

Echar de menos me mata. Aunque no me mate de verdad.

Siempre echo de menos porque nunca dejo que la gente me agote tanto como para echarlas de más. Antes las echo.
Cuando echo de menos no se me aguan los ojos. No me duele el pecho. No me tiembla la columna vertebral. Solo son imágenes. Imágenes que pasan una a una, borrosas. Imágenes que pasan una a una borrosas como las diapositivas de la profe de historia del arte.

Echar de menos cosas que no van a pasar. Como ganar la lotería. No la ganaré nunca porque nunca juego. Igual.
Echar de menos, a través de un muro de metacrilato como dice Kiko Veneno, que no nos deja vernos ni manosearnos.


Echar de menos.

A veces viene, a veces va.

Hoy visité la casita que te hice en mi cabeza.

Hacía tiempo que no.

A veces sí.

A veces no.

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