31.8.21

montañas

¿Cuántos yoes tienes? Yo un montón y a veces no se cuidan entre ellos. Porque todos quieren beber de la botella pero uno quiere en vasito. Las lógicas  no cuidan de las cursis. No se miman. No hay nada legítimo, solo que a mí no me gusta visitar  San Borondón porque me mareo.

¿Lo oíste? Son las moscas chocando contra el cristal. La bruma parece que se derrama por la montaña.

Un poco como esa piba de la serie mala de Netflix que habla sola y se toca el c*ñito en la azotea mirando al cielo. ¿Qué hay en el cielo? A veces pasan luces, nose si son estrellas. Pero las montañas de este pueblo son surrealistas, son de quitar y poner como le pasaba a Patri en Bajamar. Por las mañanas Guayota es rosada y La Monja negra por la noche. Parece que siempre hablo de lo mismo pero es que aquí solo hay montañas surrealistas. Por la mañana el camino huele a mar, es lo mejor. Naranja. El cielo también. Y las nubes. Montañas, mar, cielo y nubes. Me reconcilie con canciones prohibidas. Eso cura también. Gracias por las canciones que ya no están prohibidas. Era cosa del tiempo ese que dicen. Todo el tiempo sin tener de ellos, que son herramientas que me sirven para lo que me sirven. Es así. Porque las herramientas roñosas ya no las limpio más, eso sí. Porque dan demasiada conversación pero si lo que me habla son las flores no me importa, mira tú. Igual se me secan estas flores también, alomejor. Posiblemente. Nos cuido regular. Procrastinar no está mal, porque es tomarte un tiempo para ti, como dice mi mechero. El de los bares. Sobrevive. Naranja. Aprendió a abrir botellas de cerveza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

bocanada de aire!