Abuelo siempre tenía en la boca la frase de "despacito y con buena letra". Cuando me la decía a veces estaba fuera de contexto, otras no, pero de alguna forma yo le buscaba el sentido porque si lo decía Pedro es porque razón tenía que tener.
Hace un par de días intentando desenredarme el nido con mi tere, ella me dijo que quizás lo que siento es miedo. Miedo, uf. Que mal suena. Pero creo que no se equivoca. Miedo a muchas cosas que no procede contar, pero que real. Y es verdad que el miedo es una palabrota fea en la que nunca me paro cuando lo siento porque, ¿a quién le gusta sentir miedo? No sé. Pero en realidad todo tiene un poco más de sentido ahora que me rebotaron todos los fantasmas a los que les ponía otros nombres. Como cuando abuelo decía su frase estrella.
La verdad es que el miedo me lleva acompañando sin quererlo, o sin saberlo más bien, más de lo que yo creía. Pero qué bien saberlo. Que feo el miedo. Pero no le tengo miedo a él. Ni a mi misma de tenerlo. Un batiburrillo que me lleva haciendo escribir torcido desde hace bastantes renglones.
Ahora que le miro a los ojos,
puedo ir despacito
y con buena letra.
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