ven

qué pena, todo este anhelo echado a perder por quedarse al fondo de la nevera. se me llenó de moscas cuando lo puse sobre el poyo de mármol frío. intenté salvarlo pero una vez más se me volvió a morir, como los geranios que arranqué de ese jardín de alguien sin permiso para plantarlos en el mío. murieron, se secaron, los girasoles y las plantas tiernas también. se mueren, como yo. que otra vez no me muero de nada y me muero de todo a la vez, otra vez. Ven, me dijiste. siéntate aquí conmigo. siéntate sobre mí, dijiste. voy. como una flor tierna, te quiero acariciar, no arrancarte. besarte los pétalos y los párpados, meter mis uñas por tu sentir. sentada a tu lado, sentada sobre ti. arrancarte la piel muerta de la espalda con las uñas quisiera también. el corazón caliente, las manos frías dentro del pantalón. palpito, palpitas. lejos de aquí. la ducha con agua fría después de la caliente para sentir. siento, padezco, los moretones en las pantorrillas de jugar a ser mayor. me gusta cuando me miras fijamente y me bailan las pupilas vergonzosas. ven, siéntate aquí, al lado mío, háblame de esas canciones que te gustan y arráncame los mechones de los pelos uno a uno. regálame flores y hazme una corona con ellas. corona de cosquillas. en las tetas. en la lengua. en los dedos de los pies. vamos, ven. cumple el deseo de las velas. de la monedita en la fuente. de la luz fugitiva del cielo. como un platillo volante. te me quedas metido en la frente. mezquino. me tiras cachos de pan.