15.2.24

Redondel de cuatro astas

El vacío del hoyo negro en el que te metes y se da la vuelta como reversible y se hace un nudo en la campanilla y se te seca la lengua y te sudan las manos y te pican los ojos y se muere de pena. 
Yo no quiero estar aquí, no quiero volver aquí. Asique adiós, voy a irme. 
Porque no se estar sin las ganas de querer sin las ganas de chillar pafuera de que me lloren los párpados y bailar con las manitas entrelazadas con los pies fríos y las caras sucias de lamérnoslas todas.



Otra vez, adiós adiós adiós.

     


    

Dicen que las brújulas son cachivaches con una flecha fluctuante que te apunta pa donde tienes que ir. Lo busca. Si te mueves, redirecciona. Si te quedas quieta, alomejor ella se sigue moviendo pero alomejor eso solo pasa con las embrujadas. Se dice que las brújulas es para los que están perdidos y que solo la tienes que sacar del bolsillo de tu chaqueta de pana si la necesitas. Yo creo que ese es una mierda de argumento porque no todos los que está perdidos tienen una brújula. Alomejor ni si quiera tienen una chaqueta de pana. O alomejor solo quieren tener un cachivache para asegurarse que la flecha fluctuante corrobora su redirección. Y es que a ver, ya lo dice la brújula. No todos los que buscan están perdidos.

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